Autor: Ángel Rafael Ramírez*
Una de las principales razones por las cuales me cuesta pensar en el futuro es porque el presente siempre toma el control.Cuando algo está mal entre los dos, la vida me duele y me quedo sin ganas, sin fuerza. Como si fuera un dispositivo que requiere un proveedor, un tiempo de corriente para funcionar lo mejor que puede. Como si tu contacto supliera algunas de mis necesidades funcionales. Es curioso porque no siempre has estado a mi lado. Pero lo más particular de todo es que lo bonito que he vivido queda atrás, se pierde, se olvida. Todo es pasado por alto porque la novedad tiene más poder que cualquier otra cosa experimentada. Es ahí cuando me cuestiono si es necesario adentrarme en una dinámica amorosa. Seacontigo o con cualquier otro ser humano voy a tener inconvenientes. Voy a tener diferencias en pensamiento, palabra, obra y omisión. No es mi culpa, no es mi culpa, no es mi gran culpa. Nada que pueda funcionar bien lo hace de forma instantánea, todo tiene un proceso. Así como las piedras que están situadas cerca al mar cambian de color, se deforman, se destruyen y se adaptan a la salinidad. Ciertamente, el mar por más lluvias y cambios climáticos que atraviese siempre será salado y profundo. Es propio de él. Así nació y pueda que tenga temporadas de más claridad y de mejor apariencia en sus aguas, pero seguirá siendo el mar salado y profundo. Aun así, algunas personas lo visitamos y algunas otras se aventuran a navegarlo sin saber lo que pueden encontrar allí.
Creo firmemente en que cada relación es igual: juntarnos con personas que son como mares, con unos días de calma yotros de fuertes tormentas, de aguas que cambian de color, a veces azul, a veces verde, a veces negro, a veces rojo. Todo depende del lugar y del momento. A un así queremos ver todos los colores y encontrar nuestros preferidos. Algunos,como en un paseo, solo lo aprecian determinadas veces, otros querrán quedarse a vivir ahí para contemplar sus matices y abrazar sus cambios.
Entonces, enamorarse no es tan bueno como dicen. O tal vez los ejemplos del amor que conozco no representan toda la verdad. Parece que siempre cuesta mucho querer a alguien. No solo es sentirse bien y pasar buenos momentos, se requiere un poco más. La pregunta curiosa es: ¿Cómo saber cuándo ese poco más no nos hace bien y comienza a dañarnos por dentro? La respuesta puede variar tanto como la cantidad de estrellas que se estima que hay en el espacio. Algunos amamos la libertad, otros amamos sentirnos prisioneros, otros amamos ser esclavos y otros podríamos conformarnos con lo que nos tocó. Lo peor es eso. Somos todos mares profundos y salados y de pronto aparece alguien a decirnos que no podemos ser tan salados o que no debemos ser tan profundos. Y entonces, para navegarnos aceptamos desde canoas hasta inmensos barcos. Todo para complacer. Todo para ser aceptado y recibir un poco de ese tan buscado amor que,últimamente, no veo ni en las películas.
Creo que todos podemos ser como queremos y ojalá encontremos quién quiera navegar en nosotros.**
* Ángel Rafael Ramírez Escobar, nació en la ciudad de Barranquilla el 15 de abril de 1990. Es psicólogo titulado de la UNAD, patrullero e investigador criminal de la policía nacional de Colombia. Es víctima del conflicto armado y ha incursionando en el mundo de la escritura con participación en obras antológicas publicadas como Historias de familia (amor o enfermedad), Sombras de violencia (tu hermano, tu y yo), Detectives al acecho (la fe como estrategia), entre otros.
** Este texto fue publicado anteriormente en la plataforma Wattpad.
Comments