Autora: Carolina Pino Alean
Pienso en las angustias que a menudo nos circundaban
al acercarse el alba.
Ahí estaba siempre el deseo de vibrar a través de ti,
haciéndonos fugaces,
tus ensoñaciones —tan efímeras y confusas— me
creaban sobre ti.
Y mis alas fragmentadas,
casi libres,
casi llenas de amor,
esperaban, bajo los pinceles que pintaban el alma,
eran colores casi tú, que albergan mi cuerpo en fauces
voraces.
Y ahí estaba siempre, un casi amor.
Y ahí estaba siempre, un casi todo, que se volvía fuego.
Y ahí estaba siempre, el deseo de verme tan propia con
vestiduras de luz tenue.
Y ahí estaba yo, como un instante jamás pensando, como una musa efímera en un miércoles soleado.
Pienso en la nebulosa de nieve y lluvia por la que caímos cada noche.
Nos atormentaba el terror de un adiós incierto,
incipiente y latente;
nos fundimos en palabras extraviadas y en sueños que no florecen.
Y ahí estábamos siempre haciéndonos ríos bajo las estrellas,
nos perdíamos. Éramos eternos,
como aquel sueño aterrador que confundía nuestros nombres.
Letras perdidas, casi vacías, casi sentidas debajo del
placer.
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