Autora: Laura Muñoz Galvis*
Me es tan difícil leerte,
Sol de mil edades,
cuando salgo en las tardes
a recoger mis dulces tesoros
de corazones fríos
—como párpados con trajes de gala,
como el orgullo de un reloj
a la espera de las 12—.
Destruyendo nidos de golondrinas
van pasando las calles del fuego
con fósforos de bronce
aguardando el sonido del avispón en celo,
Y yo que no sé leerte.
¡Oh, Sol inmortal!
De navajas son tus dedos,
de carne son tus destellos.
¿Por qué la condena del gemido irrisorio?
Si las hienas salen
en busca de alimento
y los aullidos son tan precarios
que las ballenas habitan en los ríos.
¡Cómo no ir malherido por ese Sol de ciegos
si todos en este mundo son tantos en este mundo!
* Laura Muñoz o Lila, es estudiante de Estudios Literarios. Ha participado en diversas charlas del proyecto Tertulias Botánicas de la Universidad Pontificia Bolivariana y el Jardín Botánico de Medellín. Actualmente realiza sus prácticas en la librería Grámmata como gestora cultural, y aunque le guste la escritura, esta es la primera vez que se atreve a ser publicada. Ve la poesía como una terapia para los desamores y malentendidos, como también para las inquietas compañías y los silencios degollantes.
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