Autor: Carlos Miguel Ortiz Peña*
Esto no es un gorrión, mucho menos mi mascota.
Desde que te dejé entrar, gorrión(-ea), los días se pusieron yesudos, morrudos, pelotudos, a veces peludos, a veces peliagudos. La viejita de enfrente viene de vez en cuando con el trapo de cocina, cada dos o tres días, a revisarme. Cuando me da por caminar como caminan los suplicantes (rodillijuntos-patiapartados, cabezigachos, engüevonados) no logro sino sudar, nada de implorar… no dejo escapar el ruido de tus alas de cartón cuando, sin cesar, una y otra vez, otra y una vez, se reventaban contra la puerta. Ahora suelo desfogarme cuando, por error, casi atropello los restos de algún otro avechucho.
*Miguel Ortiz es autor de poemas como…, …, … de la novela… Pero, sobre todo, es reconocido por sus ensayos… y… en los que hace una crítica directa a las biografías insulsas que parecen más bien apologías al autor. Muchos críticos se han aventurado al decir que su obra no es más que el reflejo de la amargura y el resquemor que invade al autor cuando escribe y se ve despojado de la mascarada snobista que, sin querer, ha construido con el devenir de los años.
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