Autor: Daily Mariana Orozco*
Le grité a los renglones
cuando vi que no se llenaron
de palabras
que no fueran las mías.
Ni los quicios se agitaron.
El papel no me responde.
No es más que algún otro
Cadáver
de eucalipto.
Dibujé muchas mentiras
sobre mi cara reflejada,
como negándola,
como rechazando el derecho al silencio
que me dio
la paciencia del papel.
Acaso no se trata del derecho
a fabricar
una ficción.
Le pido que me lleve a la corte
que censure mis voces de tinta.
Exijo el exilio de mi hogar de carne,
quiero que arrebate mis convicciones.
Alzo la mano derecha.
Pero la cara pálida no cede
y se me agotan las MAYÚSCULAS.
Principio de imparcialidad.
El papel no me responde.
Mi nombre se escribe D-a-i-l-y y se pronuncia según el capricho de cada quien. Quizás por eso termino siendo muchas y nadie al mismo tiempo. Mi devoción por las sonrisas y la gente me hizo una amante de las historias que se tejen en la ciudad. Pertenezco al club de fans de la luna, el cielo, los lugares mágicos, las fotos, los aviones y la literatura que habita en los espacios no-literarios. nombre se escribe D-a-i-l-y y se pronuncia según el capricho de cada quien. Quizás por eso termino siendo muchas y nadie al mismo tiempo. Mi devoción por las sonrisas y la gente me hizo una amante de las historias que se tejen en la ciudad. Pertenezco al club de fans de la luna, el cielo, los lugares mágicos, las fotos, los aviones y la literatura que habita en los espacios no-literarios.
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